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Cuando llegue el momento esperado,
Ese momento al que tenemos miedo,
Manos y brazos perderán la fuerza del cerebro
Y entonces nada será posible aún con esfuerzo.
En la luz de un sol tibio y entenebrecido,
Dolorido en la partida hacia el destino,
Ignorado y plagado de dudas y misterio,
Persistirá alejado pero íntegro el recuerdo.
Mientras yo camino feliz a su encuentro,
Tu mirada desprenderá su íntimo encanto.
Pero no deseo lágrimas en ojos de consuelo,
Ni gestos, ni palabras plagadas de sosiego.
Mis ojos serán siempre libres en el camino,
Como norte que dabas con tu secreto suspiro,
Ese suspiro exclusivo, personal, tuyo y mío,
Sin exponerlo al Viento y perderlo en lo desconocido.
Será ese instante como un adagio melodioso
Cuando descubriremos del amor su misterio,
De la pasión de nuestros cuerpos el deseo,
De la entrega y la ayuda mutua el sacrificio.
La blanca luna, presente en nuestro desvelo,
Protegerá a los girasoles impacientes de sueño,
Y en la tierra de Andalucía el campo entero
Despertará un día altivo entonando mi cántico.
Tú, mujer, de rostro suave, bello y cauto,
Recostada en tu pretérito pensamiento,
Sentirás de mi última mirada el abrazo
Y en tu boca guardarás el amor en silencio.
Madrid 17 de abril de 2011
© Rafael Mulero Valenzuela
¿Cómo será ese instante del definitivo ocaso, aunque aún le resten millones de ocasos al planeta? No lo sabemos, pero esta previsión tuya para afrontarlo así es probablemente la más sensata, la más sabia.
ResponderEliminarRafael, poeta y amigo: Corrige el título. Lo demás es incorregible. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSuave y bello, un amor
ResponderEliminarde serena intimidad
para guardar en silencio
bajo la proteccion de la luna.
Gracias por ofrecernos
estos momentos de perfección
en el verso.
Un abrazo muy fuerte
Cómo será ese amor sosegado, sin reproches y guardado en silencio sólo de dos personas que se aman y se desean...... precioso poema, de una delicadeza exquisita.
ResponderEliminarY cómo no te ibas a acordar de tus orígenes andaluces, gracias de parte de una andaluza.
Saludos Rafael (tienes un nombre muy cordobés)
Querido amigo, me ha costado hoy entrar en este sitio que tú haces tan especial. ¿Qué te digo que no te haya comentado otras veces? Me parece un poema de una ternura enorme y que de no morir ligero de equipaje, ya que piensas llevar en ti un mundo de sensaciones y avíos para la travesía, que sea como los hijos de la mar, esa que compartimos a destiempo.
ResponderEliminarBesos para hoy y siempre.
Un placer pasar por tu casa,
ResponderEliminardisculpa la ausencia,
que tengas unas felices fiestas
de semana santa.
un abrazo
Amigo Don Rafael,
ResponderEliminarEn primer lugar le deseo que se cure Vd. rápida y exitosamente de esa imperfección momentánea de sus manos. En cuanto al poema, tengo que reconocer que es de una profundidad y austeridad más que sublimes. Lo mismo puede ser un poema de prevista despedida que la demostración de que algún tesoro esconde Vd., que siempre le acompañará.
Ahí está el poema, bellísimo y sensible, y que cada uno interprete lo que mejor le encaje con su estado de ánimo.
Le envío un abrazo,
Antonio
Hola, Rafael:
ResponderEliminarUna última mirada y un abrazo... Hermosa despedida para un amor eterno.
Gracias por visitarme, feliz Pascua de Resurrección.
Abrazos.
Un bellisimopoema, elrecuerdo de ella será eterno
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Poema lleno de ternura, sensibilidad y de una serenidad digna de cualquier ser humano. Una tierna despedida. Un amor de los que perduran a pesar del tiempo. Hermoso poema querido amigo. Gracias por haberlo compartido.
ResponderEliminarEspero y deseo que tu tendinitis se haya mejorado.
Un fuerte abrazo.
Es bellísima tu composición, Rafael. Mientras la leía recordaba el magnífico soneto de Quevedo, "Amor constante más allá de la muerte".
ResponderEliminarTus versos son un verdadero abrazo, una mirada que eterna hacia la pasión de lo que late.
Todas tus composiciones son magníficas, querido amigo, pero esta me ha parecido sinceramente sublime.
Mi beso y mi abrazo.