Fotografía: Rafael Mulero
Un
día, de mediada la primavera,
De
un año, que casi no recuerdo,
Llegué
llorando mi nueva vida.
Estremecido
y ya entusiasmado,
En
blancos pañales acurrucado,
Me
amamantaron, y viví colgado
De
los cien mil hilos de la vida.
En
mis recorridos, a veces lento,
En
ocasiones…, precipitado,
Yo
diría que hasta alocado,
Han
ido segando los hilos de la vida.
Unas
veces sin que cuenta me diera
Y
no sentía algún dolor ni acaso pena
No
era consciente del cansancio infinito.
Pasaban
despacio las primaveras
Con
su flores y sus aromas de encantos
Y
yo… Yo, colgado de vida, iba tirando.
Entre
risas, proyectos y algún otro canto,
A
veces, un desgarro absoluto, áspero,
Me
llegó a las profundidades del alma,
Y
no sabía si el chasquido del hilo roto,
Provenía
del mismo hilo, o iniciaba el ciclo
Irreparable,
del desaliento y el llanto.
Acaso
estaba ya alojado en el alma.
Los
fracasos de tantos amores ingratos
Me
rasgaron, en solo minutos, diez mil hilos.
Los
guillotinaron. Hicieron una pobre madeja,
Sin
leyenda ni marca registrada de entrega,
Perfumada
de infidelidades y fingidos celos,
Y
sin lágrimas falsas ni duelos caritativos,
Los
hijos en pavesas se vieron convertidos.
Compañeros
de vida y del único camino,
Blandieron
relucientes sus puñales de envidia,
Afilados
en rencores, fraguados en miserias,
Y
se llevaron otro puñado de hilos de mi vida.
El
olor de su odio, la fetidez de su mirada,
El
corazón me dejó entristecido y extenuado,
En
amargura y respetuosa resignación.
Mientras
hacían sus profanos discursos,
Coreaban,
ve aprendiendo, así es la vida
Mis
ojos han visto muchas primaveras,
Siempre
esperando una incomparable,
Encendida
de luz de magnolios en flor,
Pero
ha llegado el momento difícil.
Ahora…,
solo pendo de un hilo de la vida
No
permitiré que este me lo arranque nadie
Que
he aprendido que solo a Dios corresponde
Llevárselo
y salvarme.
© Rafael Mulero Valenzuela
Julio de
2012
"Entre risas, proyectos y algún que otro canto" mucho dolor y decepción subyace entre verso y verso, el provocado por "los compañeros blandiendo relucientes sus puñales", me Ha llegado al alma.
ResponderEliminarUn canto a toda una vida con su cruda realidad.
Saludos :)
M.P. gracias por tus palabras. Lo único es que me siento algo mal por si tu alma ha sufrido por mis palabras. No era mi intención, de verdad.La vida es auténticamente bella pese a la crueldad que encierran ciertas aventuras. No solo me refiero a los amores. Pero estamos de acuerdo en que la vida merece la pena vivirla plenamente. Gracias.
EliminarRafael: no te pongas tan triste.Eres un hombre íntegro, con una mujer deliciosa y unos hijos que te adoran, una casa preciosa y un perro fiel. ¿Qué más hilos quieres, si eso es toda una madeja. Además tienes a tu amigo F que te quiere y aprecia tu valía. Por cierto, no sé qué me ha pasado, pero me han desconectado mi hotmail y no sé cómo recuperarlo. Si se te ocurre algo, llámame por teléfono y nos vemos para hablar de tantos hilos y tantas cosas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQuerido amigo: A mí, la única que me hace caso es mi perra que cuando me encuentra triste lame mis manos. Cuando estoy bien me trae su pelota de tenis para que juegue con ella. La tortuga me pide comida cada dos por tres, para eso la buena de ella duerme todo el invierno. Al conejo le ha dado por mordisquearme los pies. Algo desfondado al concluir mi novela. Pero tienes razón, lo mejor que me ha ocurrido en la vida son los hijos que me ha dado mi mujer. Después tengo un amigo cercano que eres tú aunque me regañes a menudo. ¿Pero cuántos hijos nos han cortado en la vida?
EliminarTe llamo y tomamos un vinito de despedida y si vemos a alguna mujer le lanzamos descaradamente nuestro piropo y admiración por la belleza de sus ojos. Un abrazo
Hay cien mil razones para vivir y ser feliz o al menos intentarlo, yo el único calificativo que le pongo a este poema que aunque tiene cien mil es MAGNÍFICO.
ResponderEliminarComo de costumbre lo único que le pido a usted es que me gustaría un poema alegre lleno de esos recuerdos y vivencias positivas y que emane un sol radiante como este que tenemos en nuestra Andalucía.
Saludos y siempre adelante que nos esperan otros tantos hilos en la vida que nos quede por vivir.
Querida Xaro: De acuerdo, hay cien mil razones para vivir y, tal vez, otras tantas para ser feliz pero olvidamos ahora, en este mundo sembrado de información, disfrutar con las pequeñas cosas sencillas y simples que tenemos a nuestro alcance. esas cosas que nos pasan desapercibidas como el reclamo alegre y esperanzado del canto de la golondrina de pecho blanco o el silbido estremecido del mirlo. Intentaré dejar en mis palabras toda esa alegría que supone saberme vivo. Un beso y gracias.
EliminarAmigo Rafael:
ResponderEliminarCómo puedes estar triste en verano y, como dice Fernando, rodeado del cariño de mujer e hijos. Y por si éste no fuera suficiente, el del perro, las tortugas, y hasta el de un conejo.
Yo que suelo entristecerme más aún por la tristeza de los demás que por las mías propias, te deseo camines siempre por un jardín de rosas, amigo mío.
Te he agradecido mucho la visita a mi blog y el afectuoso comentario al que he correspondido.
Querido amigo Terly: en nuestro breve encuentro no tuve la ocasión de mostrarte esa alegría que llevo dentro de mi corazón. Pero me apena que leyendo este poema pueda causarte esa tristeza que te duele en los amigos. Perdóname. No era mi intención. Tienes un blog precioso en la forma y el contenido. Felicidades. Gracias por tus palabras. Un fuerte abrazo.
EliminarHola, Rafael:
ResponderEliminarAunque bien sabemos que todos llegaremos al final del camino, no debemos entristecernos al saberlo cerca, lo importante es saber que la misión ha sido cumplida, para gloria del Señor.
Un abrazo.
Querido Rafael: gracias por tus palabras de aliento y deseo que conozcas, para tu tranquilidad, que no me encuentro entristecido en la misión que se me ha encomendado o, al menos, yo he aceptado en toda su dimensión. Cuando llegue el momento espero poder presentar mis cuentas en orden. Siempre tu amigo Rafael. Un abrazo
EliminarHay tantos hilos como sabores amargos que nos ofrece la vida, que es un constante sufrir por las derrotas, por las desilusiones, por las decepciones, por las despedidas... pero también es cierto que hay sabores dulces, aunque menos y más cortos, que nos llenan de felicidad, son esas pequeñas cosas, esos pequeños detalles, como un gesto tierno, una mirada cálida, una sonrisa que llega, una palabra que abraza, un amanecer que nos envuelve, un beso que acaricia, una puesta de sol que nos enternece, una ola que acaricia nuestra piel, un pétalo que suaviza nuestros dedos... no terminaría porque hay tantas cosas pequeñas pero tan grandes e intensas, amigo Rafael, una de ellas, es venir a tu blog para saborear tus letras, bien seas dulces o amargas, todas me llenan y me gustan.
ResponderEliminarUn beso.
Así es, querida María. Tu comentario es el complemento que yo necesitaba para esos hilos que vamos perdiendo en el camino.De esta manera ahora ese poema amargo, triste y algo desesperado alcanza todo el sentido profundo que encierra la vida. Nada más hermoso que una sonrisa, un cálida mirada... ¿Por qué no la ofrecemos con mayor frecuencia? ¿Acaso hemos desterrado la ternura? No me importa decirlo públicamente en este espacio. Soy siempre feliz cuando tengo la capacidad suficiente para percibir esas pequeñas cosas. Ahora, con tu comentario, el poema queda, -como decía una amiga mía-, algo más "redondo". Gracias, María, un beso con ternura.
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